3 ago 2010

Noche de Cementerio

El domingo tocó ir tras dos años y algo sin ir a la piscina, unos a coger color y otros aún con camiseta, pues nos acabamos quemando. Así de cruel es el mundo de los pieles pálidas en España.


Como todo buen día de piscina pues acabas cansadísimo de todo, queriendo llegar a casa, darte una buena ducha y ya empijamarte para el resto del día. Pero ese no fue mi caso, tiré de agenda de contactos y quedé para la noche con uno que llamaré: el Anodino. Ya había quedado con él antes de irme a Londres, pero la verdad es que el chico aquella vez fue una tortura sobre todo cuando estuve escuchando (realmente miraba al horizonte esperando a que terminase) media hora de charla antitabaco, cómo lo había dejado él, cuánto odiaba ahora a quienes fumaban...Todo esto lo salvó que físicamente entra entre los que son mi tipo: piel clara y ojos claros junto con buen físico. Total, que allá que quedamos el domingo para bajar los calores de estas noches de verano tan horribles.

Lo sórdido llegó cuando me dijo que conocía un buen sitio tranquilo, que no pasaba gente y que se estaría bien. Asique allá que nos plantamos con el coche en un aparcamiento nuevo que están haciendo en el cementerio de aquí. Aquella idea me parecía pervertida, la de montártelo al lado del cementerio, pero lo bueno llegó cuando una vez entrados al tema me dijo que le ponía mazo hacerlo fuera del coche apollados en el carrocería. Yo, cual hada madrina que concede todos los deseos, accedí y allí que se quedó él bien empotrado contra el coche dejando detrás de mí la tapia del cementerio. Al terminar la verdad que lo pensé todo más en frío y sólo pasaba por mi mente la palabra bizarro, pero bueno, otra experiencia más.



Y cambiando de tercio, tengo unas ganas enormes de salir. Quiero volver a Madrid por la noche, beberme hasta el agua de los floreros, bailar y lo que surja jajaja. Mientras tanto ir al gimnasio es lo que toca hasta que llegue este TAN esperado sábado.